¿Existían Misterios e Iniciaciones en el Antiguo Egipto?
Este ha sido un tema ampliamente debatido dentro de
dos círculos cerrados y contrapuestos, el de
los “esoteristas” que creen desvelar detrás de cada palabra incomprendida la clave de entrada al santuario de los misterios, y el de l
os profesionales de la egiptología que huyen ante la mera mención de lo mistérico.
Habría que delimitar claramente lo secreto por pertenecer a lo iniciático de aquello otro que meramente lo es por estar restringida su difusión a ciertas capas de la sociedad, bien por falta de conocimientos adecuados, puesto que no toda la población evidentemente conocía los jeroglíficos, o bien porque no tenían acceso a conocimientos de tipo “corporativo”. Así, por ejemplo, por motivos religiosos y rituales, el acceso al templo era restringido incluso para los mismos sacerdotes.
Ahora bien, lo iniciático, por su propia naturaleza, se escapa a su definición. La mística supone un estado superior del alma y un acceso a conocimientos y experiencias que no están al alcance de todos. Lo “esotérico” de verdad por su propia naturaleza es secreto. Otra cosa son los secretos de Polichinela.
Por lo tanto pretender explicar en qué consistían los Misterios Egipcios estaría fuera de nuestro alcance. Esa no es nuestra pretensión, más bien nuestro intento sería el de explicar los ropajes externos de los mismos, sus símbolos, e incluso buscar las pistas que nos permitan afirmar la existencia de esos misterios.